“Pues Marx era, ante todo, un revolucionario, cooperar de este o del otro modo, en el derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno a quien él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida”.
Federico Engels (1)
Los griegos llamaban a la verdad alétheia, literalmente “des-cubrir”, “des-ocultar”, “de-velar”, “correr el velo” y eso fue lo que realizaron, en alguna medida, filósofos como Karl Marx (1813 - 1883) y Friederich Nietzsche (1844 -1900), quienes, de una parte, mostraron que las ideas morales y éticas, y de ahí las ideas sobre la “vida buena”, euzoia, la “buena acción”, eupraxia, “la felicidad”, eudemonía, dependen de las condiciones históricas, sociales, económicas y de relaciones de poder de los sujetos que actúan; y de otra parte, que los valores, hasta ahora propuestos, se han olvidado de lo más fundamental: la vida terrena del hombre.
Ya Hegel había concebido a la dialéctica como marco general de su propuesta filosófica, el regalo de sus amigos idealistas que sería la llave que abriría todas las puertas de todo cuanto existe tanto en el plano del espíritu como en el mundo de la naturaleza así como del mundo del ser humano y su historia(2). De esta forma, y a través de las afirmaciones, de las negaciones y superaciones de éstas, expresadas en el casi intraducible ”aufheben”, las oposiciones complementarias se suceden llevando cada momento dentro de sí la afirmación de lo que se es y la negación de eso mismo que se es, es decir, la afirmación y la negación, así como la negación de la negación en un proceso interminable que penetra y hace posible la historia humana en donde la oposición y lucha de contrarios mueve la historia, en virtud de lo cual ésta es fundamentalmente dialéctica.
Karl Marx, quien nace en Tréveris el 5 de mayo 1818 y fallece en Londres el 14 de marzo 1883, encuentra válido el método de Hegel y tras una puesta a punto consistente en una inversión, que ya no parte como en Hegel de la “Idea”, del “Espíritu Absoluto” sino que parte de la realidad concreta, de la realidad material para entender de una forma radical el problema del hombre, el cual está dado por los mismos hombres quienes en sus relaciones sociales establecen formas de interactuar que los condiciona y que no dependen en su integridad de la voluntad de cada uno de ellos, y que se conforman, en lo que de una manera genérica podríamos llamar el mundo económico, que explica, en última instancia, las condiciones individuales y sociales de los hombres así como su ser en el mundo...